El filosofo australiano ROMAN KRZNARIC en su libro de “El Buen Antepasado” nos habla del valor de saber ser un antepasado y dar voz a las nuevas generaciones como ejercicio básico de un líder. Y durante la lectura de este libro me he encontrado en la vida empresarial y política con ejemplos de lideres eméritos que no saben empoderar a sus sucesores en la institución. Además, al trabajar con muchas empresas familiares suelo encontrarme con lideres familiares que no saben cambiar su rol, saber ser antepasado es una virtud para la Empresa y para el futuro propio y de los demás.
¿Cómo saber ser un líder emérito? Es una pregunta que tanto a título personal como psicólogo del trabajo me la hago continuamente y he llegado a una serie de reflexiones que os voy a compartir.
En primer lugar, un líder no puede dejar de tener aptitudes y actitudes de líder. No puede asumir un rol pasivo de mero acolito del nuevo líder, por tanto, es un error pensar que aquel que fue el centro de la decisión se convierta en un rol de solo ser un miembro. Por eso es importante encontrar el rol de líder emérito, y aquí sale mi teoría de las “3COs”: Consejero, Consultor y Coach. No existe una palabra para resumir estas tres acciones que puede ejecutar excelentemente un exlíder y no quedarse limitado a un solo papel. Consejero para aportar tu visión al nuevo líder, consultor para visualizar soluciones diferentes y coach para preguntar al nuevo líder lo que nadie se atreve a preguntarle. Este modelo 3COs es muy interesante para aquellos lideres que tienen que hacer una transición adecuada a la nueva generación y además facilita al nuevo líder poder edificar su perfil con el apoyo de la experiencia, pero sin la intromisión desde el púlpito del que fue todo anteriormente.
En segundo lugar, el líder emérito tiene que asumir una actitud de becario, de becario senior y con su experiencia donde más puede aportar es en desbrozar nuevos retos y áreas con innovación. La visión “silver innovation” me apasiona porque es cuando tienes un depósito de experiencias que puedes utilizar más adecuadamente hacia el pragmatismo de la innovación. Suele asociarse al ímpetu de la juventud la innovación cuando la experiencia razonada y abierta al cambio puede ser la gran opción para adaptar lo nuevo a lo real. Por eso, me encanta el rol del becario senior, la actitud de aprender y cambiar el mundo del becario con la mochila llena de experiencias provechosas del pasado. Pero no todo el mundo vale para ser un becario senior.
Y en tercer lugar, el líder emérito debe saber aceptar el error actual y no solo pensar en hacer lo correcto. Un buen error a tiempo, con red para sus consecuencias, es una gran oportunidad de aprendizaje. O acaso el líder emérito nunca se ha equivocado, ni cometió aquellos errores en sus inicios como líder. La aceptación del error del nuevo líder y ayudándole a reflexionar para su aprendizaje es la actitud de saber ser un buen emérito. Y no entrar en reproches continuos “Si ya te lo dije…” “Si yo lo hubiera hecho…”, estas frases asesinas de la confianza del nuevo líder invalida el rol de ser un buen emérito.
Aquel líder emérito que acepte un rol de las “3Cos” (Consejero, Consultor y Coach), tenga una actitud de becario senior y que aproveche como oportunidad los fracasos de desarrollo del nuevo líder para afianzar su aprendizaje, está siendo muy útil a una organización. En España, se piensa que un líder se debe jubilar en lo alto de la pirámide de la Empresa y no asumir un rol de consejero que tanto bien hace a las organizaciones. En este país lo mejor que se nos ocurre al hablar de un emérito es que pase desapercibido cuando el mayor valor esta en saber ser un buen antepasado.
Como dice el gran psicólogo MARTIN E. P. SELIGMAN, fundador de la psicología positiva en su autobiografía “El circuito de la Esperanza” “Nos debemos sentir atraídos hacia el futuro en vez de arrastrados por el pasado”, el buen líder emérito tiene un enorme futuro, pero en su valor de ser un becario senior y no en ser un ídolo caído.
Javier Cantera Herrero
Presidente de AUREN CONSULTORES
Presidente de la Fundación Personas y Empresas
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