Al principio de la crisis, que todos mencionamos, apareció el concepto de resiliencia como la capacidad de resistir la adversidad. Pero tras varios bucles de continuas crisis debemos pensar en el más allá de la resiliencia para ser líderes auténticos, es decir, no solo resistir la adversidad sino crecer y ser más fuerte en ella y este es el concepto de antifrágil. En el año 2012 Nassim Nicholas Taleb publicó el libro ”Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden”, que tras su libro “El Cisne negro” que se refería a las consecuencias que causan las cosas que nadie puede prever, se plantea la actitud estoica de enfrentarnos a la incertidumbre pero sacando beneficios de lo volátil y azaroso. Ser un líder antifrágil, forjado en este continuo vaivén de crisis, serán aquellos que saquen provecho de este desorden social y económico que nos toca vivir. La teoría de Taleb tiene mucho de abordaje práctico y plantea que es la sabiduría adquirida en el conocimiento de lo complejo del desorden donde salen las buenas decisiones. Lo antifrágil no es lo contrario a lo frágil que es ser robusto, sino el tercer punto de una triada donde la robustez es endógena y ser antifrágil te facilita ser independiente de los avatares de la vida, aprender de la adversidad y saber convivir con lo incierto.
Todos sabemos la profunda raíz hispana del Estoicismo, aquellos que nos encanta Séneca destacamos su actitud hacia las decisiones vitales que le llevaron a mantener una asimetría básica entre lo que había en el entorno y la percepción de las personas que lo vivían. Un antifrágil es aquel que vive la situación desde la relatividad en su percepción, el relativismo de sus emociones y la aceptación de sus raciocinios. Como decía Nelson Mandela: “El valor no es la ausencia de miedo sino el triunfo sobre él. Un hombre valiente no es el que no siente miedo, sino el que lo doblega”.
El líder antifrágil no deja de percibir los desafíos, las desgracias y de tener emociones fruto de sus percances, pero es una persona que domina sus sentimientos y percepciones por la fuerza de su filosofía vital. El nivel de estoicismo que tenemos que acuñar en el liderazgo actual se refleja en la actitud frente a las 6 características de nuestro entorno que explicaré detalladamente en mi siguiente artículo y que, como bien decía Séneca son en todas y cada uno de los momentos, y no solamente en algunos momentos que creemos tener seguridades ficticias fruto de ideas sociales prevalentes. Estas características reflejan la visión del líder antifrágil.
1.Aceptación…
2.Crecer…
3.Trabajar…
4.Convivir…
5.Gestionar…
6.Vivir…
¡Fuera de serie! Muy edificante, lo pondré en práctica en mi vida y en la de mis mentados. Gracias mil por compartir.