En muchas ocasiones me preguntaban los Directores Generales que cómo se obtiene más innovación en su empresa y yo siempre les hago la misma pregunta ¿Cuándo fue la última vez que fue tu primera vez en algo?
La innovación empresarial empieza por la actividad real del cambio del directivo. Si no está abierto al aprendizaje, al cambio y sus zonas de confort mentales son muy amplias, “Houston tenemos un problema”. Siempre utilizo conceptos leonardinos que determinan la actitud innovadora de un líder, y creo firmemente que estos conceptos son claros a la hora de configurar una cultura innovadora en las Empresas.
A veces, el líder tiene estas características pero no tanto las Empresas. En ese caso cruzado es pertinente contratar el talento creativo, crear grupos creativos e insistir en brainstormings focalizados. Yo suelo reunir estas características en seis expresiones que intento buscar en la trayectoria de los líderes: Pasión por aprender, el error como aprendizaje, ser amigo de lo ambiguo, sin horas de trabajo no surge el arte, equilibrio personal/profesional y todo esto conectado a: La oportunidad de vivir profesionalmente una realidad debe basarse en la importancia de sus interrelaciones. Todo está conectado y es importante pensar en ideas diferentes que nosotros podemos conectar. La innovación no implica sólo generar ideas que surge desde lo abstracto, sino que surge de conectar de forma original las ideas preestablecidas. La conexión no sólo de ideas, sino de sentimientos distintos con emociones diferentes y con diversos conocimientos. Ya decía LEONARDO DA VINCI “Todo conocimiento comienza por los sentimientos”.
Como vemos la innovación empresarial busca líderes que aprendan de sus errores, que actúe en la ambigüedad durante mucho tiempo, y que estén equilibrados para comprender la realidad como una red. Innovar empieza por alguien que desde la Dirección innova en su vida, no sólo hay que creer en la innovación sino innovarte tú continuamente.
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