No podía empezar mi colaboración con el Norte de Castilla sin mencionar a mi maestro Miguel Delibes. Como aprendiz eterno tengo que reconocer a una multitud de maestros. Maestros vitales, maestros profesionales y fundamentalmente maestros literarios como Miguel Delibes, que tanto me enseño con sus libros en la chopera palentina. Hace poco en un debate con el Director Europeo de una gran empresa tecnológica se afanaba en explicarme la importancia para ellos de disponer de personas con “versatilidad”, y se me escapó y le dije “pues igual que Daniel El Mochuelo”, claro está que este directivo alemán no había leído a Miguel Delibes. Cuántos conceptos con vitola de moderno son simplemente conceptos típicos castellanos, porque decir “SOFT SKILLS” cuando podemos decir destrezas, habilidades o capacidades es simplemente una frivolidad. También recuerdo que hace dos años recibía un premio empresarial en Valladolid y cambié mi discurso sobre la marcha, pues al participar al final observé el pesimismo que flotaba en la sala. Vine a decir que el carácter castellano, tan bien dibujado por Miguel Delibes, no tiene nada que envidiar a los perfiles que actualmente me piden en selección en el mundo empresarial. Cuando se habla de austeridad, resiliencia, adaptabilidad, pensamiento crítico me voy directamente a los libros de Don Miguel: “El camino”, “Diario de un cazador”, “La hoja roja”, “Las ratas” y ante todo “Castilla, lo castellano y los castellanos”, este último libro de santos y motes me sirvió para dar una clase el otro día a futuros psicólogos del trabajo que estaban escuchándome sobre el nuevo perfil directivo en el siglo XXI. Les dije que Miguel Delibes que no hizo teletrabajo y que no gestionaba a golpe de WhatsApp pero que en sus libros había observado el carácter castellano que tan útil es hoy día, en estos momentos de gestionar con templanza honestidad y humildad. Siguiendo el libro “Las siete habilidades para el futuro” de Emma Sue Prince les puse ejemplos castellanos para cada una de ellas. Cuando la autora habla de las siete habilidades que tienen enorme futuro si quieres ser un gran profesional, yo hablaba de nuestro carácter, sobrios castellanos y simplemente humanos. Que nos hablen a nosotros de adaptabilidad (culebrear), pensamiento crítico (desconfiar), empatía (ponerse en la piel del otro), integridad (honestidad), optimismo (optimalismo, es decir optimismo realista), proactividad (tirar para adelante) y resiliencia (aceptar la adversidad). Los alumnos se quedaron impresionados que pudiera relacionar estos conceptos de sesudos estudios de universidades americanas con las ideas expresadas por personajes de los libros de un escritor castellano del S. XX. Y los valores que denota mi paisanaje castellano no puede encerrarse en el fatalismo, el pesimismo y el negativismo que observo en multitud de mis coetáneos castellanos, sino más bien tiene que ser objeto de esperanza por lo adecuados que son para los tiempos actuales.
Pero por respecto a mi maestro, Miguel Delibes me niego a comulgar con el victimismo y la gestión de las miserias mediocres con desánimo social. Hay que despertar nuestra afán de lucha por ser cuna de nuevas empresas. El empresario castellano recio pero formal, laborioso y honesto debe dar un paso al frente. En multitud de ocasiones, he dicho que el ser más social es ser un buen empresario, y sinceramente creo, que el cambio en Castilla viene de la mano de la ilusión empresarial. No podemos encerrarnos en discursos empequeñecedores y clientelistas, y será la sociedad civil la que podrá engrandecer esta tierra llena de desilusión. Hay que llevar con orgullo el termino de empresario castellano y huir de las pueriles pleitesías políticas. Todos somos políticos, pero el mejor político es el que no quiere ser político como se expresa en las geniales novelas de Don Miguel.
¿Por qué tenemos una visión rancia de ser castellano? Yo creo que tenemos las habilidades (softskills) que nos indican las empresas y la sociedad digital, solamente nos lo tenemos que creer. Desde hace unos años, estoy en la Plataforma de Directivos y Empresarios Palentinos, y puedo afirmar que este grupo me aporta multitud de ideas mejores y en más cantidad que en los club de Escuela de Negocios a las que pertenezco. El orgullo y el creernos nuestra valía es nuestra primera batalla para ganar la guerra del futuro. Nuestra formación familiar de fuertes valores de sobrevivencia es un seguro para nuestro futuro. Y luego nos tenemos que ayudar entre nosotros. Cuando digo que yo hago “Lobbying palentino” me miran con una cara extraña y simplemente es nuestro concepto popular de “mirar para el pueblo”. Por lo tanto, soy lobbista castellano ¿y qué pasa? Eso sí, hay que renunciar a discursos políticos que nos lleva a guerras fútiles, como la que describió Miguel Delibes en su gran novela “El disputado voto del señor Cayo”. Que me perdonen los políticos mientras no sean empresarios, no sabrán lo que es tener riesgos, y el miedo de no llegar a final de mes para pagar las nóminas, no nos pueden dar lecciones a los humildes empresarios.
Creo sinceramente que los retos empresariales futuros necesitan del carácter castellano que siempre ha sabido que somos vulnerables. Nos han enseñado que la austeridad, la honestidad y la humildad son grandes valores personales y creemos que el futuro se escribe con toda la palabra “llano” de “castellano”.
Por tanto, nuestra autoestima no está en maravillosas competencias sino en la forma laboriosa de trabajar, en la humildad de nuestra forma de actuar y sobre todo, en la honestidad de nuestra palabra. Durante mi carrera empresarial he contado en muchas ocasiones una experiencia de mi abuelo saldañes, que incluso se la explique a Daniel Goleman gurú de la inteligencia emocional, decía mi abuelo que el tenía cinco abogados para revisar un acuerdo, que eran los cinco dedos de su mano. No me diga usted que eso no es el famoso “engagement” que tanto se habla en las multinacionales. El valor de lo castellano, como decía Delibes en “Viejas historias de Castilla la vieja” es muy útil en momentos de adversidad (la resiliencia de moda) pues decía “en suma en mi pueblo los hombres miran al cielo más que la tierra, porque aunque a esta la mimen, la surquen, la levanten, la peinen, la ariquen y la escarden, en definitiva lo que haya de venir vendrá del cielo”. No tengo duda que Delibes es un maestro literario que define mejor las competencias profesionales que muchos autores de libros de autoayuda, que como decía Don Miguel “que no nos coja un día desprevenido, es decir, por un por si acaso”. Por un por si acaso, leer a Delibes puede ser vital para ser un buen empresario castellano, o simplemente, un profesional del siglo XXI.
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