Del talento de Steve Jobs a la proactividad de Tintín

por | Oct 26, 2011 | Consultor RRHH, Tintinólogo | 0 Comentarios

tintinHan coincidido en el tiempo la actitud carroñera con la biográfia de Steve Jobs con el estreno de la película sobre el comic de Tintín. Me llama la atención la necesidad de relativizar el valor de un genio con análisis propios de la telerrealidad sobre su biografía. Es decir, destacar lo terrenal y vulgar de un talento tecnológico como Jobs contrasta con la avidez de fantasear con un personaje irreal de un comic como es Tintín. Parece como si necesitáramos decir que Steve Jobs no era tan diferente a nosotros y que Tintín refleja todo aquello que no podemos ser. Nos identificamos más con un personaje dotado de valores muy de personas y, no tanto con una persona que casi tiene rasgos de héroe social.

Esta paradoja, fruto de los seres contradictorios que somos, me lleva a reflejar un análisis parejo de ambos (persona/personaje) de diferentes ideas sobre la gestión  empresarial que se comentan al hilo de la muerte del empresario y la incorporación de nuevo del personaje histórico del comic que es Tintín. Ambos ejemplos reflejan un llamado “Liderazgo paradójico”, diferente creo que ambos no quieren ser líderes pero lo son y tiene muchos rasgos en común en su forma de dirigir una empresa en un caso y en otro en la forma de encarar las aventuras. Hay siete ideas sobre las que creo que debemos reflexionar a la hora de configurar una noción nueva de liderazgo con estos ejemplos, teniendo en cuenta el impacto que hoy tiene la muerte de uno y la reinvención del otro:

  1. Ser un aspirante hambriento. Hambre de aprender. Ser curioso impertinente que decía Leonardo Da Vinci. Ambos dos demuestran una titánica fuerza para aprender. Desde una perspectiva vital, la idea del aprendiz eterno lo refleja claramente Steve Jobs en su forma de crear y Tintín siempre es aquel pupilo que aprende y que crea por su capacidad de observar y reflexionar sobre la realidad.
  2. Ser un seguidor del corazón. En ambos surge que la lógica de emocionarse es anterior a la de razonar. Cuando Tintín decide ir al Tibet a buscar a su amigo Chang es un acto que perseguirá su corazón, y cuando Steve Jobs dice que su corazón le dice que Apple es su futuro aunque le hubieran echado, hablan desde el corazón y no desde la razón. Pero, no obstante ambos dos son altamente racionales y necesitan gestionar la fuerza de la emoción con el perfeccionismo de la razón. La emoción y la razón se producen en una misma persona y/o personaje. No se puede separar. Son los líderes los que complementan la ilusión de raíz emocional con el placer de los detalles racionales.
  1. Ser un militante de la discreción. El líder discreto que saber guardar un secreto, con sus silencios y las presentaciones misteriosas en formato show business son fundamentales para crear un alto interés en los clientes y/ o lectores. Tanto Steve Jobs con su discreción para guardar un secreto hasta que sale un producto como la discreción de Tintín a la hora de plantear una culpabilidad son muy características. Ser discreto es un valor en un mundo de lenguaraces vendedores salvacrisis, el trabajo es celoso no sólo por su perfeccionismo sino también por su discreción.
  2. Ser un obseso de lo simple. El líder no debe ser ampuloso y excederse en discursos hueros tras lógicas rimbombantes sino más bien crear simpleza, ó como decía Steve Jobs “simplificar incluso lo simple”. Lo simple lidera en un mundo infoxicado y desmotivado por falta de valores “inmutables” como antaño. Hoy día necesitamos de la simpleza de la solución no sólo en los productos sino en la problemáticas sociales. Explicar y divulgar desde la sencillez, lo vemos tanto en los discursos de Jobs como en la viñetas que nos dejó el enorme genio de Herge.
  3. Ser un guardián del riesgo. La capacidad de asumir altos riesgos empresariales y en las aventuras supone una forma de ver la vida. No se puede liderar en contextos turbulentos con escasa asunción del riesgo. El riesgo es relativo según el nivel de autoconfianza que tengas en tus capacidades. La autoeficacia supone empequeñecer la percepción del riesgo. En la negociación el riesgo es percibido por tu competidor es tu fuerza de cambio y en la aventuras de Tintín el poder de relativizar el valor del riesgo posibilita su valentía.
  4. Ser un celoso negociador. Saber negociar nos da la posibilidad de ser líder por nuestra actitud a querer llegar a un acuerdo. Si el disenso es el estadio intermedio entre dos consensos nos da fuerza para conseguir resultados adaptados a la realidad. La capacidad y actitud extrema en la negociación que tienen ambos dos nos muestra el arrojo por querer negociar, la reflexión en la gestión de la negociación y la emocionalidad en utilizar la empatía en cada momento. Saber y querer negociar genera una visión del liderazgo compartido en los medios, pero a partir de un enorme nivel de claridad en los principios con los que se negocia.
  5. Ser un eterno narcisista. Tanto Steve Jobs como Tintín son personas/personajes claramente narcisistas. Su poder está en su yo, al lado de un equipo pero destacando su impronta. No estamos ante un líder basado en el equipo sino más bien un equipo basado en su líder. No podemos ver a Tintín sin su reflexión individual y su apuesta personal aunque se trabaje en equipo. Igualmente, Steve Jobs se entusiasma por trabajar en equipo, pero bajo su enfoque visionario.

En fin, dejemos a los aficionados al psicoanálisis que interpreten que el abandono del padre de Steve Jobs influyó en el diseño del IPAD2 y, también que los justicieros historicistas consideren la homosexualidad y/o racismo de Tintín, y centrémonos en la fuerza de sus ejemplos. El liderazgo actual tiene mucho del talento y genio de Jobs y de la imagen de proactividad que irradia Tintín. Tener curiosidad, emocionalidad razonada, discreción, simplicidad, asunción de riesgos, negociar hasta el agotamiento y ser un enorme yo.com, son características del éxito como líder en un momento crítico para superar el disconfort de nuestra eterna crisis.

Por favor, no creemos mitos pero tampoco perdamos la ilusión que nos dan los ejemplos de nuestro personaje llamado Steve Jobs y de nuestra persona llamada Tintín… O era al revés.

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