Cultura Slow para superar una crisis “pegajosamente pesada”

por | Dic 20, 2010 | Consultor RRHH, Empresarial | 0 Comentarios

imagesNo siempre la velocidad es la solución óptima para una crisis. Tenemos que descubrir el tiempo interior que tiene esta crisis. De ahí la importancia de la SLOW CULTURE o cultura de la lentitud para encarar la crisis. El elogio a la lentitud implica una sabiduría del tiempo. Tener calma a la hora de decidir es básico en este momento histórico de un entorno en caos. Esta crisis es muy pesada, y el aprendizaje profundo exige tiempo. La comprensión de la crisis es inmediata pero el aprendizaje es lento. Por tanto, “vísteme despacio que tengo prisa”, porque existe una enorme preocupación por la rapidez de la solución de algo que es muy complejo. No por tener prisa para solucionar la crisis la vamos a hacer mejor.

El mejor talento para el 2011 es templanza y reflexión pues la actividad loca no nos lleva a ningún sitio. De lo contrario nos pasará lo que decía Alicia en el libro Alicia en el País de la Maravillas: “¿Cómo puedo salir de aquí? Preguntó Alicia. Eso depende de adonde quieras ir – respondió el gato. Me da lo mismo – contesto Alicia. Entonces no importa el camino que cojas – dijo el gato”. En fin, el 2011 tenemos que reflexionar en varios ejes para la salida de esta crisis, utilizando las diez reflexiones que ISIDRE FAINE de la LA CAIXA hace para España y que nosotros aplicamos a la empresa y podemos pensar:

  1. Orientación las empresas hacia el exterior. La internacionalización es nuestro rumbo empresarial. Pero sin caer en la carrera loca del poner oficinas sino desde la reflexión de tener la actitud del colono que deja la gloria para el pionero, pero evita se simplemente ser un emigrante. Actitud de colono implica lentitud y serenidad en las opciones externas y aprender del error “ajeno”.
  2. Crecimiento fuerte y sostenido de la productividad. No hay que trabajar más en tiempo sino más en intensidad. Horas intensas más que horas extensas, pero poniendo foco en el valor añadido de nuestro hacer y huir de la autojustificación de nuestro tiempo productivo. La productividad se centra en al autoeficacia de nuestro hacer, lo que Albert Bandura llamaba “el sentimiento de la propia eficacia” que como él indica “Creo que nada influye más en nuestro comportamiento que la idea que tenemos acerca de nuestra capacidad para hacer algo o para enfrentarnos con algún problema”. Hay que reflexionar sobre nuestra productividad.
  3. Orientar los recursos hacia los sectores más competitivos. Las  limitaciones financieras de la empresa nos lleva a pensar que hay que actuar donde mejores resultados podamos obtener. No es el momento de “abarcar” sino de “focalizar”. Hay que centrarse y para ello, necesitamos reflexionar sobre nuestro negocio y seleccionar nuestro esfuerzo. Trabajar en todas las direcciones son soluciones de supervivencia, que aunque a veces hay que hacerlo, no podemos basar nuestro futuro en hacer de todo y en todo. Es el momento de centrar nuestro know how para crear futuro.
  4. Priorizar el mérito y tener esfuerzo formativo. Sin invertir en aprender y fomentar el desarrollo interno por el mérito es muy difícil ganar a una crisis que no es breve. Desprenderse del talento y obviar sus necesidades sólo genera soluciones financieras cortoplacistas. El argumento fatal de:”ahora no se va nadie”, va a pasar factura a aquellas empresas que en momento de crisis no apuesten por sus personas. Formar ahora (aunque con inversión más escasa) es poner las bases para la solución de la crisis.
  5. Promover el I + D de calidad. Una empresa debe apostar por el conocimiento propio que es la llave competitiva de la crisis. No se trata de invertir con mucho dinero sino con orientación y tiempo empresarial. Priorizar el conocimiento es tomar una apuesta en la lotería  del crecimiento posterior. Hay que pensar que sin “soluciones propias” tendremos que comprar “soluciones ajenas” que implica menor diferenciación y mayor esfuerzo inversor. No olvidéis que el valor de la “inteligencia colectiva” de las empresas es mayor que las “inteligencias individuales” de las personas que la componen. Creemos una cultura empresarial no sólo valores sino también con conocimiento empresarial.
  6. Inversión eficiente en infraestructuras empresariales. No olvidemos que hay que invertir en lo básico, pero con eficiencia. La creatividad en momentos de crisis hay que aplicarla fundamentalmente al área financiera. Modelando las inversiones con nuevas ideas como: el co-branding, trueque de imagen, procesos colaborativos con clientes, etc. son inversiones con eficiencia. Estos modelos necesitan de reflexión y no de una alocada persecución del euro sino una visión profunda de cada euro invertido.
  7. Relanzar el prestigio del empresario y de la empresa. En esta crisis se reformulará el concepto de empresario. El empresario del parque jurásico es el que se retira a vivir de la renta en época de turbulencias y, el verdadero empresario apuesta por la moderación y la austeridad. El valor social del empresario y la empresa saldrá reforzado de esta crisis y serán aquellos que apuesten por no dejar su visión social los que crecerán en un momento de postcrisis. Lo social no se improvisa, se necesita tiempo como decía Aristóteles: “la amistad y la belleza necesitan tiempo”. Necesitamos un empresario aristotélico más que platónico en esta crisis pegajosa que tenemos.
  8. Mejorar el sector público. Las empresas necesitan de una respuesta competitiva del sector público. No podemos disculpar a la Administración por su ineficacia “lógica”, debemos combatir no desde el reproche sino desde la colaboración. Hay que buscar formulas “mixtas”, colaborativas especialmente con el sector público. No hay un sector público, sino más servicios públicos instrasectoriales que colaboran y apoyan a la empresa. Pero sin caer en una utopía, me resisto a aceptar que lo público no tiene arreglo. Hay que reflexionar y no sólo cerrarnos en argumentos basados en la diferencia sino desarrollar un modelo basado en la colaboración pública-privada.
  9. Trabajar mejor. La calidad es una apuesta lenta y las prisas no lleva a soluciones inadecuadas. No se trata de crear un mundo de productos y servicios excelsos sino vivir una experiencia exitosa con nuestros clientes. La calidad es la satisfacción de nuestro cliente y la lealtad de nuestros empleados. Hay que generar un clima de confianza para invertir tiempo en la calidad.
  10. Atraer talento diverso. En época de crisis aún es más necesario interpretar la realidad de una forma distinta, por tanto no debemos caer en visiones reduccionista en selección. Hay que seleccionar con mimo, no podemos equivocarnos porque no hay “holgura” financiera. Hacer una selección con lentitud, focalizada y perfeccionista consiste en ganar tiempo competitivo a futuro e incorporar talento diverso es inocular a la organización vacunas que propicien cambios en épocas posteriores.

En fin, como veis la pegajosa “crisis” necesita de nuestra reflexión y no sólo de nuestra acción. Ahora la reflexión sin acción no es la solución, pero la sobreactuación de las prisas es resolver la crisis genera frustración. Hay que hacer madurar la crisis con nuestra reflexión y atacarla con discurso potente y profundo. Una cultura “slow” se impone porque carecemos de caminos, rutas ó direcciones conocidas, más vale pararse ante una encrucijada para decidir que optar rápidamente por uno de los caminos.

Desde el Grupo BLC deseamos un 2011 que sepamos “vivirlo” porque la crisis pesada seguirá existiendo y, por tanto, nuestra felicidad estará en nuestro trabajo bien hecho (selección, consultoría y formación) y en nuestra actitud desbordante de energía, seguros de nosotros mismos y pleno de inquietudes. Feliz 2011, porque tendremos oportunidad de vivir la lentitud de la recuperación y sin aspamientos aceptar que la crisis será nuestra compañera de fatiga. Ya la crisis es de la familia y la conocemos tras dos años de cohabitar con nosotros.  Hasta el año que viene, felices coetáneos de crisis.

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