por Javier Cantera | Abr 10, 2021 | Artículos, Coaching, Desarrollo personal, Empresarial, Life coaching, RRHH
Siempre que hablamos de desconexión digital me surge una pregunta ¿Cómo es tu relación con la tecnología? Parece que estamos “enganchados” y tenemos que proponer una terapia de desconexión, cuando el problema es nuestra forma de gestionar la tecnología. Introducir la tecnología como un elemento humano más del entorno social como pasó con los libros, la radio y la televisión y no cómo un elemento adictivo. Nuestra relación sana con la tecnología de la información pasa por una mentalidad “slow tech” como tenemos con otras tecnologías. Seguro que la evolución histórica insertará la tecnología de la información como un elemento social más de nuestra vida diaria, pero tenemos ayudar con nuestra conducta. El problema no es la tecnología sino su uso, la forma serena de entender la tecnología, que en algún artículo lo he llamado “templanza tecnológica”. Para tener una forma “slow tech” tenemos que considerar 4 conductas humanas asociadas a las formas de relacionarnos con la tecnología:
- Dominio de los tiempos (tú mandas no tu móvil).
- Inmediatez en la recepción y respuestas de mensajes (saber sin responder).
- Evitar la “pantallización vital” (comunicación omnicanal).
- Saber lo último que pasa (estar enterado como valor).
Al final, una relación sana con la tecnología pasa por cambiar nuestra conducta hacia la gestión del tiempo, la agilidad, la comunicación humana y el conocimiento del entorno. La salud psíquica con la tecnología implica la utilización del tiempo necesario, sin tener ansiedad por “tener que contestar”, no comunicarnos sólo por la pantalla y evitar la desazón de no saber la última noticia.
Cada una de esas conductas necesitan de una toma de conciencia, una reflexión y un entrenamiento. En mi labor de Coach Directivo he tenido varios casos donde hemos sufrido al analizar la relación “enfermiza” con la tecnología del coachee.
Del presencialismo al onlinenismo, si combatimos lo inútil de estar en presencia continuamente en la oficina ¿Qué inútil es estar siempre conectado online?
En épocas de COVID-19 con enormes entornos de miedo, hemos vivido situaciones de “onlineismo”, que no se puede dudar ya que no es teletrabajo y tampoco es sano para una productividad sostenible. Puntualmente, se incremente la productividad, pero mantener un nivel adecuado necesitamos un modelo de relación más “slow”. En este sentido, la obligación de la desconexión digital es un planteamiento laboral al que debe complementarse con una reflexión psicológica, que suele hacerse a través del cambio en estas cuatro conductas. ¿Cuáles son las preguntas que nos tenemos que hacer para cambiar?
- Gestión del tiempo:¿Quién te marca tu tiempo tú mismo o el móvil? Hay que volver a tener nosotros el dominio de “nuestro” tiempo. Estar esclavo del continuo goteo de mails, WhatsApp, LinkedIn, etc., no te posibilita tu nivel de autonomía. Pasamos de estar pendiente de los tiempos de tu “jefe” para que te mandara (el presencialismo), a estar constantemente pendiente de lo que te dice cualquier persona a través del móvil o el ordenador (el onlineismo). El tiempo es nuestro único bien y riqueza, y por tanto, no podemos dejarlo al albur de un control externo a nosotros. Confundir productividad con estar siempre “conectado” es una falta de conciencia del valor del trabajo. Hay que tomar conciencia de la rentabilidad de tu esfuerzo y que tu trabajo se cifra en contribución y valor y no en tu tiempo. El desarrollo de los OKR como sistema de gestión de objetivos (donde se evalúa los resultados y no los objetivos) y las metodologías agile (donde la autonomía y la coordinación son básicas) nos lleva a una concienciación que el trabajo es contribución individual y grupal en resultados y no tiempo de trabajo en un horario determinado. Simplemente en la nueva regulación del trabajo a distancia (aprobada por el Real Decreto ley 28/2020) se obliga a predeterminar un horario, lo importante es la franja horaria para compartir y el tiempo de desconexión. Si el futuro es el contribuismo y no el presencialismo en una versión onlineismo tenemos que aprender a gestionar el tiempo.
¿Cómo nos entrenamos a gestionar el tiempo cuando teletrabajamos? Fundamental con tres técnicas:
- Técnicas de tiempo determinado: Modelo de “pomodoro” 25 minutos enganchado y 5 desenganchado.
- Técnicas de análisis urgencia /importancia: Análisis de tu tiempo diario a temas urgentes y/o importantes. Y además con un zoom a semana y meses.
- Técnicas de evaluar tu tiempo: Al final del día, para desarrollar estrategias de cambios en los días siguientes.
Gestionar el tiempo con tecnología te hace más libre y sano la relación “slow” con el trabajo.
- Inmediatez en la recepción y respuesta de mensajes ¿Qué pasa si sabes y no contestas inmediatamente? Hay personas que tiemblan de ansiedad por no responder inmediatamente, o no ser el primero en responder. Esta distracción de la comunicación genera un enorme tecnoestrés, la necesidad de estar “online” cien por cien colapsa tu tiempo de trabajo y de vida. El mito del “multitasking” ha hecho mucho daño, al tener una atención tan distribuida nos lleva a no vivir el momento, a no disfrutar de tu “trabajo” o de tu “vida” por estar conectados online. Hay que estar viviendo tu vida en cada momento y no estar conectados a multitud de estímulos ajenos que emergen en tu móvil. ¿Verdaderamente tiene valor añadido muchos de los mensajes? Y además es un “bucle” interactivo cuantos más contestas más te enviaran, y entrar en el síndrome de “recencia”, ¡Quién responde el último! O como se decía en mi tiempo de conversaciones con tu querida novia ¡Cuelga tú que yo soy incapaz!
Todos somos dueños de nuestro tiempo, pero no del tiempo de los demás. Tu puedes enviar un mensaje cuando lo consideres, pero no esperes contestación inmediata porque es cuando generas un momento ansiógeno en tu receptor.
¿Cómo se entrena dejar la inmediatez de respuesta? Por simplemente, sabiendo lo que pasa si no respondes. En un análisis hecho por la Universidad de Upsala se demuestra que el 85% de los mensajes que contestamos no son importantes, y del 15% más del 50% no tiene prisa, es decir, que tengan relativa prisa de su contestación no superaban más del 1% de los mensajes. El problema no están en los mensajes que te envían sin en tu necesidad de contestarlo, como bien dice STEPHEN COVEY “Si realmente quiero mejorar la situación, puedo trabajar en lo único sobre lo que tengo control: yo mismo”.
- Pantallización vital: ¿Hay vida sin una pantalla? Las pantallas nos rodean ordenadores, Ipad, móvil, etc. Pero la vida no se agota en una expresión digital. No podemos perder la comunicación a través del dialogo personal. En esta época de COVID nos hemos encerrado en una pantalla, pero la pérdida de contacto social deteriora la comunicación. Mucha parte de la corrosión de las emociones tiene que ver con la falta de cercanía social que posibilita el dialogo personal. He aquí la importancia de soluciones del teletrabajo compartida con trabajo presencial más que soluciones unívocas. El trabajo debe tener un componente de contacto personal para conseguir tres efectos que la continua pantallización están mitigando:
- Efecto aprendizaje.
- Efecto cultura.
- Efecto creatividad.
El aprendizaje, los valores culturales y la creatividad necesita de una participación de la comunicación personal más allá del teletrabajo. Más trabajo en teletrabajo y más reuniones en grupo.
- Saber lo último que pasa: ¿Qué pasa si no sabes lo último que pasa? Pues nada o poco. Las primicias sólo interesan durante un tiempo limitado. Su volatilidad dota de una importancia efímera.
Estar enterado tiene sentido en un mundo poco rodeado de medios, que claramente no es el nuestro. Siempre nos vamos a enterar, a lo mejor minutos más tarde para qué me voy a estresar por conocerlo de los primeros. Me parece como aquellos conductores que en carreteras secundarias te adelantan al final llegando 5 minutos antes al destino, con un efímero beneficio.
Esta conducta acentuada por la tecnología genera situaciones grotescas y cargas mentales inútiles ¿qué nos importa haberlo sabido antes? Este planteamiento nos hará tener más bienestar digital.
En fin, el bienestar digital empieza por un uso inteligente de la tecnología. Tenemos que saberla utilizar por su indudable valor competitivo. saber gestionar tus entornos tecnológicos e introducirlo en tu dinámica cotidiana te va a dotar de beneficios adecuados. Sin dudar, felicitar el día del cumpleaños a tu amigo porque te has enterado por LinkedIn es fenomenal, pero no olvides felicitarle llamándole y no con un frío mensaje escrito. La filosofía de SLOW TECH resume la forma de generar un verdadero humanismo tecnológico, la tecnología necesita de una adaptación humana, no se trata de humanizar la tecnología sino de considerar la tecnología como un entorno vital incorporado a nuestra conducta diaria. Decía Voltaire “el verdadero viaje de descubrimiento no es buscar nuevas tierras, sino mirarlas con nuevos ojos”, no reniegues de la tecnología, mírala con otros ojos, unos ojos eminentemente humanos. Tu eres el dueño de tu tiempo, de tus ansiedades, de tus comunicaciones, de tus conocimientos y no debemos dejar que lo marque la tecnología. Yo creo que en nuestra mirada hacia la tecnología está la clave de nuestro bienestar digital.
por Javier Cantera | Abr 10, 2021 | Artículos, Desarrollo personal, Life coaching, Psicología, Psicología del aprendizaje, Psicología del trabajo
El libro de Michel Desmurget con el título “la fábrica de cretinos digitales” insiste en el que el uso abusivo de las pantallas por parte de los niños incrementa su nivel de cretinez. Sin duda, que todo abuso genera adicción, pero creo que hay ver la otra cara, lo beneficios de lo digital. Leyendo el libro veo un juicio previo al intentar criminalizar el medio. Lo digital es un nuevo ecosistema de convivencia humana, y surge todas y cada una de las emociones humanas, porque no deja de ser una mera obra humana. El homo digitalis no deja de ser homo. En ese sentido, es muy útil analizar la relación humana con el ecosistema digital principalmente en cuatro procesos:
- Cómo nos informamos.
- Cómo aprendemos.
- Cómo desarrollamos nuestros ocios.
- Cómo nos relacionamos.
Estos cuatro procesos humanos se pueden cretinizar o beneficiar en el área digital y es nuestra acción humana la que lo define y no es el medio el que genera la situación.
Un análisis del cambio profundo que implica ser un HOMO DIGITALIS pasa por ver los cambios profundos que posibilita este medio digital:
- La información es superabundante: Dicha infoxicación requiere de un mayor nivel de selección de fuentes, tipo de noticias, medios, etc. No estamos preparados a la exuberancia de la información en el medio digital y por eso caemos en las redes de los algoritmos que nos selecciona lo que tenemos que leer, ver y analizar. Hemos pasado de un ecosistema de información más pautado y específica a un entorno de información muy explosivo de enormes reclamos y ventanas abiertas. De la información a través de canales más profesionales (la querida profesión de periodista) a la información de cualquier “prosumidor” de certezas o aviesas intenciones. Hemos ganado en cantidad, pero no en calidad, y además hemos conseguido una selva de informaciones con perversos riesgos para estar bien informado. La enorme exuberancia de la información se convierte en una dificultad a la hora de discriminar las buenas de las malas noticias. En este sentido, surgen las siguientes distorsiones básicas:
- Fake news: Noticias falsas que dentro de esta selva pueden proliferar para intentar introducir la noticia interesada con piel de cordero. Todo es posible y nada es imposible. Estamos en la selva y los peligros acecharan en cualquier lugar y la desinformación interesada conlleva la generación de opiniones radicales, fruto de una mala información manipulada según intereses preestablecidos. Es el ecosistema ideal del bulo, de olvidarse de la denominación de origen de la noticia y generar bucles de desinformación como se facilita las mentiras en los rumores. Nunca antes ha existido tanta oportunidad de generar bulos interesados y tan poca claridad en su verosimilitud.
- Algoritmos que crean “orejeras informativas”: Los algoritmos que interpretan tus gustos y preferencias y que te van relacionando aquellos videos y noticias que tienes que ver, genera una visión poco rica en opiniones diversas a tu forma de pensar. Si antes las personas condicionaban su forma de pensar leyendo un periódico exclusivo, hoy día pueden manejar varios medios de información digitalmente, pero la final el “papa” algoritmo nos va condicionando en las noticias o videos de YouTube que tienes que ver. Tienes que ves solo lo que te interesa. El algoritmo te selecciona y, por tanto, te condiciona tu riqueza de información.
- Radicalización de opiniones: Al ser una verdadera selva de opiniones diversas y sin autoría clara, y con algoritmos limitadores y con intereses determinados es normal que afloren un mayor número de opiniones radicales. Esta selva de odiadores y de profesionales de la mentira encuentran su edén en la infoxicación. No es extraño la aparición de opiniones populistas, certeza de indudable tufo ideológico y, ante todo, opiniones camufladas como certezas científicas. Nunca ha estado tan en entredicho el discurso científico como ecosistema de certezas y surge la visión naíf de verdades a medias que confunden al más avezado lector.
En fin, en nuestro ecosistema actual rico en opiniones genera que el ser humano se encuentre rodeados de bulos que desinforman, algoritmos que le limitan y de opiniones radicales camufladas de cuasiverdades científicas. Sin duda, que les ofrecen muchas oportunidades de información, pero debemos fomentar el pensamiento crítico, preguntando continuamente los intereses y criterios que hay detrás de cada información, procesar equilibradamente dicha información y verificar con diversas fuentes para generar juicios más válidos de la mera asunción de una noticia.
- Aprendemos más pero menos profundamente: Muchos autores y estudios están ratificando la superficialidad del aprendizaje que estamos abordando en el ecosistemas digital. La riqueza de oportunidades de aprender al tener a nuestra disposición todo el conocimiento actual en “san internet” nos lleva a estar picoteando conocimientos sin obtener esquemas claros de aprendizajes. Podemos aprender mucho pero no sabemos como tenemos que aprender cuando disponemos de tantas opciones de instrucción y con tan variados métodos de aprendizaje, la gamificación, la interactividad, la mezcla de videos, podcasts, textos, infografías, etc., son procesos de indudable poder pedagógico, pero falta la “guía” del aprendizaje pensado por el autor que acompaña al alumno en su aprendizaje, y podemos observar estas barreras de aprendizaje.
- Rupturas del nexo maestro-aprendiz: Todo aprendizaje para ser una experiencia significativa necesita de un ecosistema de confianza entre el que enseña y el que aprende. En el mundo digital, se empodera tanto al aprendiz que diluye la imagen del maestro. El aprendizaje multifuente genera que la consideración del aprendizaje sólo depende del que está aprendiendo, no existiendo el proceso maravilloso del aprendizaje vicario a través del maestro. Y cuando se tiene un maestro “online” es un proceso enlatado y no costumizado para cada persona, porque falta el proceso del maestro pensando en el aprendiz y adecuando los medios a sus posibilidades.
- El maldito pensamiento del multitasking o la posibilidad de pensar y crear ventanas de información y poder mirar nuevos conocimientos cuando estamos desarrollando un conocimiento específico, y esto genera distorsiones en el objetivo y guía del aprendizaje. Los hipertextos que ayuda a comprender se convierten en muchas ocasiones en foco de distracción, para no profundizar en un conocimiento.
- El factor social del aprender: la disponibilidad de los compañeros para interpretar tu realidad de aprendizaje suele obtener conocimientos matizados por tus pares. Aprender sólo y sin tener posibilidad de contrastar como vamos entendiendo la nueva realidad conlleva una visión más superficial de lo aprendido.
El aprendizaje con más posibilidades se queda en una capa menos profunda, por la cantidad de información, por la falta de guías que te den compresión de los textos y ausencia de compañeros que te dote de sensibilidad lo que estás conociendo. El aprendizaje superficial genera especialista en generalidades y no generalista en la especialidad. Frente a ello, hay que fomentar la capacidad de atención focalizada para centrar al aprendiz en su aprendizaje útil.
- Ocios diversos sin criterios morales: las enormes posibilidades de introducirte en diversos juegos y alternativas de ocio del ecosistema digital nos hace perder la perspectiva del valor del ocio. El ocio es un medio diario de equilibrar nuestro “neg-ocio”, si el negocio se define por lo que no es ocio es lógica nuestra tendencia a querer estar en el ocio. Y como vivimos en un mundo lleno de tentaciones de ocio cuando tenemos que trabajar, estudiar, consultar, informar, etc., pasas a tener una relación diferente con el ocio.
El acceso continuo a posibilidades de ocio nos genera actitudes diferentes en cada momento al considerarlo como:
- La facilidad de acceso evita la disculpa de dejar el “neg-ocio”.
- La mezcla de ocio y negocio en principio es positiva, pero al final genera una visión distorsionada del valor del ocio y del valor del negocio.
- La soledad del ocio necesita del componente social, de aquí el éxito de los juegos de competitividad social (juegos online) pero conlleva siempre una visión de enorme exageración del valor del ganar. El mundo de E-GAMES es un ecosistema de enorme competitividad que sin los valores “olímpicos” del deporte puede convertirse en un entorno de aprendizaje con darwinismo social.
- La falta de cortapisas morales hace que nuestro ocio entre en entornos que distorsionen tus relaciones sociales. La entrada en páginas porno a los niños de 12 años es un ejemplo, de como una posibilidad digital (ya no se va a ocultar el Playboy en la alcoba) genera una distorsión de percepción sexual.
Y por último:
- Relaciones superficiales y superconectadas: El ecosistema digital nos permite conocer a mucha gente de muchos sitios a golpe de clic. Nunca anteriormente habíamos considerado a tantas personas como amigos. Los amigos han pasado a ser una lista de enorme longitud en LinkedIn, Instagram o en Tic-Toc, pero cada vez tenemos más soledad. La banalización de la amistad y la tentación de tener multitud de seguidores genera una distorsión en las relaciones, que valen simplemente un clic de aceptación. Este marasmo de plataformas de amistad nos genera la sensación ficticia de estar más rodeado socialmente, cuando al final sólo tenemos su foto y su chat, y no disponemos de lo más preciado de la amistad que es el verdadero afecto.
La superficialidad de las relaciones nos lleva a tener muchos seguidores, pero simplemente sabemos reconocer sus sentimientos. Felicitamos en su cumpleaños a personas que nunca llamaríamos por teléfono para felicitarle. Estas situaciones absurdas se generan por la mar de posibilidades digitales y que nos condiciona nuestra conducta de la siguiente forma:
- Primar el estar conectado a la necesidad de tener amigos verdaderos. Los conocidos es el fin y no el medio de la amistad.
- Buscar relaciones espúreas e interesadas y no verdaderas relaciones de amistad.
- Encontrar personas afines por sus preferencias y gustos, pero no encerrarnos en un mundo de simples “likes”.
- Atender multitud de grupos de WhatsApp donde lo importante es estar disponible y no la calidad de la amistad generada.
En esencia, muchas relaciones pero poca amistad hay en las redes. Estamos rodeados de multitud de personas, pero no de verdaderas relaciones con huella y que sirvan para contarle tus problemas y recibir consuelo del que conoce tus sinsabores vitales.
El Homo Digitalis ni es bueno ni es malo por ser digital, pero si es cierto que el entorno digital nos cambia la forma de informamos, de aprender, de tener ocio y de relacionarnos, y en este sentido, influye en nuestra conducta fuertemente. Pero somos nosotros con nuestros pensamiento crítico (para informarnos), con nuestra atención plena (para aprender), con nuestros criterios morales (para el ocio) y con nuestra empatía (para relacionarnos) lo que determinamos ser cretinos digitales o ángeles digitales. “El medio condiciona el mensaje” decía Mcluhan, pero las personas somos consciente de ello y podemos condicionar el medio y el mensaje. No hay cretinos digitales que no sean cretinos personales y no hay ángeles que no hayan querido ser ángel. Lo humano del HOMO debe imponerse al DIGITALIS de lo digital, y sino seríamos Digitales Humanos. Por favor, sigamos apostando por el humanismo tecnológico.
por Javier Cantera | Abr 10, 2021 | Coaching, Desarrollo personal, Dichos Populares, Psicología del aprendizaje, Psicología del trabajo
No podía empezar mi colaboración con el Norte de Castilla sin mencionar a mi maestro Miguel Delibes. Como aprendiz eterno tengo que reconocer a una multitud de maestros. Maestros vitales, maestros profesionales y fundamentalmente maestros literarios como Miguel Delibes, que tanto me enseño con sus libros en la chopera palentina. Hace poco en un debate con el Director Europeo de una gran empresa tecnológica se afanaba en explicarme la importancia para ellos de disponer de personas con “versatilidad”, y se me escapó y le dije “pues igual que Daniel El Mochuelo”, claro está que este directivo alemán no había leído a Miguel Delibes. Cuántos conceptos con vitola de moderno son simplemente conceptos típicos castellanos, porque decir “SOFT SKILLS” cuando podemos decir destrezas, habilidades o capacidades es simplemente una frivolidad. También recuerdo que hace dos años recibía un premio empresarial en Valladolid y cambié mi discurso sobre la marcha, pues al participar al final observé el pesimismo que flotaba en la sala. Vine a decir que el carácter castellano, tan bien dibujado por Miguel Delibes, no tiene nada que envidiar a los perfiles que actualmente me piden en selección en el mundo empresarial. Cuando se habla de austeridad, resiliencia, adaptabilidad, pensamiento crítico me voy directamente a los libros de Don Miguel: “El camino”, “Diario de un cazador”, “La hoja roja”, “Las ratas” y ante todo “Castilla, lo castellano y los castellanos”, este último libro de santos y motes me sirvió para dar una clase el otro día a futuros psicólogos del trabajo que estaban escuchándome sobre el nuevo perfil directivo en el siglo XXI. Les dije que Miguel Delibes que no hizo teletrabajo y que no gestionaba a golpe de WhatsApp pero que en sus libros había observado el carácter castellano que tan útil es hoy día, en estos momentos de gestionar con templanza honestidad y humildad. Siguiendo el libro “Las siete habilidades para el futuro” de Emma Sue Prince les puse ejemplos castellanos para cada una de ellas. Cuando la autora habla de las siete habilidades que tienen enorme futuro si quieres ser un gran profesional, yo hablaba de nuestro carácter, sobrios castellanos y simplemente humanos. Que nos hablen a nosotros de adaptabilidad (culebrear), pensamiento crítico (desconfiar), empatía (ponerse en la piel del otro), integridad (honestidad), optimismo (optimalismo, es decir optimismo realista), proactividad (tirar para adelante) y resiliencia (aceptar la adversidad). Los alumnos se quedaron impresionados que pudiera relacionar estos conceptos de sesudos estudios de universidades americanas con las ideas expresadas por personajes de los libros de un escritor castellano del S. XX. Y los valores que denota mi paisanaje castellano no puede encerrarse en el fatalismo, el pesimismo y el negativismo que observo en multitud de mis coetáneos castellanos, sino más bien tiene que ser objeto de esperanza por lo adecuados que son para los tiempos actuales.
Pero por respecto a mi maestro, Miguel Delibes me niego a comulgar con el victimismo y la gestión de las miserias mediocres con desánimo social. Hay que despertar nuestra afán de lucha por ser cuna de nuevas empresas. El empresario castellano recio pero formal, laborioso y honesto debe dar un paso al frente. En multitud de ocasiones, he dicho que el ser más social es ser un buen empresario, y sinceramente creo, que el cambio en Castilla viene de la mano de la ilusión empresarial. No podemos encerrarnos en discursos empequeñecedores y clientelistas, y será la sociedad civil la que podrá engrandecer esta tierra llena de desilusión. Hay que llevar con orgullo el termino de empresario castellano y huir de las pueriles pleitesías políticas. Todos somos políticos, pero el mejor político es el que no quiere ser político como se expresa en las geniales novelas de Don Miguel.
¿Por qué tenemos una visión rancia de ser castellano? Yo creo que tenemos las habilidades (softskills) que nos indican las empresas y la sociedad digital, solamente nos lo tenemos que creer. Desde hace unos años, estoy en la Plataforma de Directivos y Empresarios Palentinos, y puedo afirmar que este grupo me aporta multitud de ideas mejores y en más cantidad que en los club de Escuela de Negocios a las que pertenezco. El orgullo y el creernos nuestra valía es nuestra primera batalla para ganar la guerra del futuro. Nuestra formación familiar de fuertes valores de sobrevivencia es un seguro para nuestro futuro. Y luego nos tenemos que ayudar entre nosotros. Cuando digo que yo hago “Lobbying palentino” me miran con una cara extraña y simplemente es nuestro concepto popular de “mirar para el pueblo”. Por lo tanto, soy lobbista castellano ¿y qué pasa? Eso sí, hay que renunciar a discursos políticos que nos lleva a guerras fútiles, como la que describió Miguel Delibes en su gran novela “El disputado voto del señor Cayo”. Que me perdonen los políticos mientras no sean empresarios, no sabrán lo que es tener riesgos, y el miedo de no llegar a final de mes para pagar las nóminas, no nos pueden dar lecciones a los humildes empresarios.
Creo sinceramente que los retos empresariales futuros necesitan del carácter castellano que siempre ha sabido que somos vulnerables. Nos han enseñado que la austeridad, la honestidad y la humildad son grandes valores personales y creemos que el futuro se escribe con toda la palabra “llano” de “castellano”.
Por tanto, nuestra autoestima no está en maravillosas competencias sino en la forma laboriosa de trabajar, en la humildad de nuestra forma de actuar y sobre todo, en la honestidad de nuestra palabra. Durante mi carrera empresarial he contado en muchas ocasiones una experiencia de mi abuelo saldañes, que incluso se la explique a Daniel Goleman gurú de la inteligencia emocional, decía mi abuelo que el tenía cinco abogados para revisar un acuerdo, que eran los cinco dedos de su mano. No me diga usted que eso no es el famoso “engagement” que tanto se habla en las multinacionales. El valor de lo castellano, como decía Delibes en “Viejas historias de Castilla la vieja” es muy útil en momentos de adversidad (la resiliencia de moda) pues decía “en suma en mi pueblo los hombres miran al cielo más que la tierra, porque aunque a esta la mimen, la surquen, la levanten, la peinen, la ariquen y la escarden, en definitiva lo que haya de venir vendrá del cielo”. No tengo duda que Delibes es un maestro literario que define mejor las competencias profesionales que muchos autores de libros de autoayuda, que como decía Don Miguel “que no nos coja un día desprevenido, es decir, por un por si acaso”. Por un por si acaso, leer a Delibes puede ser vital para ser un buen empresario castellano, o simplemente, un profesional del siglo XXI.
por Javier Cantera | Abr 10, 2021 | Artículos, Desarrollo personal, Life coaching, Psicología, Psicología del aprendizaje
Decía Roland Barthes que “la realidad es compleja y la simplificamos para entenderla”. Tenía toda la razón con nuestra tendencia a dicotomizar la realidad: buenos o malos, estudias o trabajas, soft o hard, etc. Se puede ser bueno y malo, estudiar y trabajar y ser una soft skill y hard skill a la vez. Esto pasa porque la realidad tiene datos y/o interpretación, lógica y/o ilógica, claridad y/o confusión, previsibilidad y/o imprevisibilidad por tanto, no vale una visión dicotómica de las habilidades cuando la realidad es híbrida y relativa según las circunstancias. En una situación es más hard una habilidad que para otra ocasión sería más soft. Las empresas necesitan personas que tenga competencias esenciales que pueden ser soft en un momento y que en otro puede ser hard.
Para superar esta división artificial, en Recursos Humanos debemos poner foco en las competencias esenciales, aquellas competencias que define tu profesionalidad por ser esenciales y que determina tu capacidad de éxito profesional. Por esta razón, nos debemos centrarnos en su formación, desarrollo a través de la experiencia y entrenamiento a través de coachs y mentores. Estas competencias esenciales se nuclean en siete puntos, según todos los estudios de Psicología científica del trabajo, nos determinan su posible valor en un profesional de éxito. Vamos a analizar estas “competencias esenciales”:
- Adaptabilidad: capacidad de cambiar.
(Apertura perceptiva / flexibilidad intelectual /aceptación de lo nuevo)
- Pensamiento Crítico: gestionar lo habitual, lo que siempre se hace.
(Multiperspectivas / análisis crítico de la realidad / saber generar alternativas)
- Empatía: ponerse en la piel del otro.
(Escucha activa / atención plena / comunicación empática)
- Integridad: tener congruencia sentimientos, pensamientos y conductas.
(Procesamiento de la información equilibrado / coherencia en la actuación con lo que se piensa / asertividad)
- Optimismo: actitud positiva.
(Visión optimista / confiar en ti / cambiar desde lo positivo)
- Proactividad: crear tu futuro.
(Influir en la realidad / tener criterio propio / dar soluciones)
- Resiliencia: gestión de la adversidad.
(Templanza / aceptar la vulnerabilidad / expresar ánimo)
Estas siete competencias esenciales se basan en una capacidad básica que te permite adaptarte, ser crítico con lo que sabes, ponerse en el lugar del otro, ver tus incoherencias entre lo que sientes y lo que piensas, que te permite ser optimista, adelantarte a tu futuro y superar la adversidad. ¿Cuál es esta competencia básica? La capacidad de aprendizaje (LEARNABILITY) durante todos los días, en todos los momentos y a todas horas. Desarrollar tu capacidad de aprendizaje continuo es tu seguro de empleo más potente.
Nosotros en AUREN Personas trabajamos el siguiente esquema:
Por lo tanto, no planteemos la realidad como blanco y negro, sino en todas sus paletas de colores. La realidad profesional necesita de perfiles híbridos con cada vez más interrelacionadas las competencias variadas (soft que son hard y hard que son soft). Los famosos profesionales tipo T (especialistas en algo y generalistas en círculos concéntricos a tu saber) son los perfiles que necesita la empresa. Nosotros en AUREN Personas valoramos mucho lo que denominamos VAP, que es el Valor Añadido Profesional, y todos somos autores de nuestro VAP y que nos tenemos que preguntar ¿Qué has hecho hoy para hacer crecer tu VAP? Y para tener un mejor VAP con esta ecuación:
El VAP es tu garantía de empleabilidad, cuanto más seas un experto versátil tienes más opciones de posibles empleos diversos, tener experiencias distintas, variadas y de calidad para desarrollar tus competencias esenciales, y como no, tu afán y pasión por aprender te hace desarrollar un mayor futuro.
Tu VAP es tu vacuna profesional frente al cambio en el mercado de trabajo. No hay que estudiar sólo o trabajar sólo sino invertir en que cualquier día hay que mejorar tu VAP.
Como decía el gran economista Keynes “si las circunstancias cambian, yo cambio de opinión, ¿usted qué hace?” Por tanto, en esta crisis pandémica tenemos que cambiar pero este cambio debe estar en hibridar tu perfil, vivir nuevas experiencias y en aprender constantemente y hacernos todos los días la pregunta ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo nuevo? Si respondes que hace mucho, háztelo mirar.
por Javier Cantera | May 17, 2019 | Desarrollo personal, Dichos Populares
Dice la leyenda que viajaba un viejo truhan por diversos pueblos convenciendo a los paisanos de sus poderes adivinatorios. En un pueblo de Castilla delante de tres vecinos manifestó su capacidad de adivinar la carta que eligiera y estos se apostaron una ronda a que no. El truhan tenía la habilidad de poner la carta que quería para que fuese la elegida y después decía a los vecinos que la guardaran como oro en paño. Cuando ya la tenía guardada, teatralizaba con gestos de mago, diciéndoles a los paisanos que había dos bloques de cartas, uno con los palos de oros y bastos y en el otro bloque los de copas y espadas. Y los vecinos tenían que elegir, como el sabia la carta si elegían el bloque donde estaba la carta decía “como bien indicáis nos quedamos con este bloque” y si elegían el contrario donde no estaba la carta decía “Bueno pues nos quedamos con el bloque que habéis dejado”. (más…)
por Javier Cantera | Jul 20, 2018 | Coaching, Desarrollo personal, Profesional, Psicología del trabajo
Las Direcciones de Recursos Humanos están obsesionadas con la felicidad. Parece que su función es conseguir que las personas sean felices por ¡narices! y precisamente, es la libertad para ser feliz el mayor encanto conceptual de ser libre. Ser feliz y estar feliz son equilibrios personales que nadie puede aventurar y es peligroso que desde la Organización quieran decirnos como tener que ser felices. Más bien, una Dirección de Recursos Humanos lo que tiene que hacer es evitar los ecosistemas tóxicos, es decir, más que poner el foco en la felicidad de las personas deben cuidar de evitar sistemas infelices que influyan en las personas. De que vale tener un jefe de felicidad en la empresa con unos jefes tóxicos, un sistema retributivo lejano al mérito o un sistema de promoción basado en la antigüedad. No se trata de criticar el loable esfuerzo de los militantes en la felicidad en querer hacernos felices, sino más bien, cambiar el foco hacia el sistema de trabajo más que a las personas. Decía Ortega y Gasset que hay que diferenciar entre ideas y creencias. Las ideas se tienen y en las creencias se está. Mucha gente está en la creencia de la felicidad como fin del ser humano. Y como bien dice el refrán castellano “No hay tragedias, sin comedia”, es decir vivir es un constante contraste entre ser feliz y ser infeliz, por tanto, no podemos ser y estar siempre felices. Están llenas las librerías de hueros libros sobre “¿Cómo ser feliz?” Olvidándose que si la felicidad continua no es una meta sino una distopía. Os imagináis un mundo o una Empresa donde todos serían felices a cualquier hora y en cualquier situación, pues simplemente sería una realidad engañosa.
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