Bienestar Digital: La Leyenda del HIPSTER Tranquilo

por | May 31, 2019 | Dichos Populares | 0 Comentarios

bienestar digital

Dice la leyenda que en una barbería posmoderna del siglo XXI había tres hípsters para afeitarse sus largas barbas. Según el barbero que estaba arreglando la barba a uno de ellos, este no podía dejar de ver su móvil y contestando a multitud de mail, interrumpiendo la obra de rasura que iba haciendo. Mientras le afeitaba saltaba de tema a tema sin orden, al albur de la nueva noticia o del WhatsApp recién recibido. Luego, afeito las barbas a un hípster que odiaba los móviles y no quería tener relación tecnológica. No había forma de hablar porque no estaba enterado de nada e incluso se durmió durante el afeitado. Y, por último, atendió al tercer hípster que cuando le pregunto el barbero por su móvil, le indico que lo utiliza cuando le llamaban, que veía los emails y los WhatsApps tres veces al día y que el dominaba al móvil y no el móvil a él. Tras una grata conversación y con estas profundas divagaciones el barbero le corto la barba. Cuando se fueron, el otro barbero le pregunto que cual le parecía más inteligente, para tener barba y este le contesto “Sin duda el tercero”. El primero, el móvil iba pegado a la barba y tenía calvas, el segundo la barba crecía abruptamente y el tercero era el que más se preocupaba por la barba y, al fin acabo diciendo, “la barba necesita descanso y actividad, y más vale que no me crezca mucho ni poco”.

El bienestar digital supone una relación saludable con la tecnología. Ni el tecnócrata del primer hípster ni el ludista del segundo, sino una relación de SLOW TECHIE que implica tener una relación sana con el móvil. Hoy día, se habla de cómo regularizar la desconexión digital y lo primero que hay que conceptualizar es el bienestar digital. Este bienestar significa superar lo que decía JOHN F. KENNEDY “El cambio es ley vida. Cualquiera que solo mire al pasado o al presente se perderá el futuro”. El ludista nostálgico de una vida sin móvil está instalado en el pasado y el que tiene tecnoestrés por cualquier noticia del presente está en el presente. Para estar en el futuro, tenemos que estar informados, pero tener tiempo para reflexionar y crear ideas sin estar preocupado por no enterarnos de algo que está ocurriendo en este mismo momento.

En una época modelada por la tecnología y los ecosistemas de constante actualización de noticias surge una respuesta legislativa de desconexión digital. La verdadera desconexión necesita de una nueva filosofía de gestión del tiempo. Hemos pasado de una visión 2D donde estamos trabajando (dedicación) o estamos fuera del trabajo (desconexión) a una visión 3D, donde estamos trabajando (dedicación) y al salir del trabajo tenemos que distribuirnos entre tiempo de disponibilidad y el tiempo donde no estamos nunca para la empresa, es decir, la desconexión digital. Dedicación, disponibilidad y desconexión son los tres niveles de gestión del tiempo diario que tenemos que considerar. Esta visión 3D posibilita una verdadera desconexión al tener en cuenta las necesidades organizacionales en un tiempo y poner franjas de limitar el acceso a una información laboral que nos permite para desconectar de la organización. Pero este propósito legal choca con la realidad humana o como decía JOSE ORTEGA Y GASSET “De querer ser a creer que se es ya, va la distancia de lo trágico a lo cómico”, una cosa es querer desconectar y otra cosa es que las personas quieran hacerlo. ¿Por qué estamos tan enganchados a la tecnología? Como dice ROBERT SAPOLSKY en su último libro “COMPORTATE” siempre hay tres niveles de explicación de un fenómeno humano: nivel neurológico, biológico y psicológico. Neurológicamente la liberación de serotonina que se produce al enterarte de algo nuevo ó ser el primero en saber algo produce un placer similar al sexual. Biológicamente, a nuestro instinto de superviviencia le ha ofrecido una herramienta infernal que es el iPhone, donde el conocer más que los otros te dan mayores ventajas irreales de sobrevivir. Y, por último, está la explicación psicológica sobre el enganche tecnológico, donde pondré más foco, y que se resume en el concepto del Tecnoestrés. Este concepto desarrollado desde 1984 por la ciencia psicológica tiene las siguientes características:

  1. Necesidad Imperiosa de estar a la altura: El estar enterado está sobrevalorado. Todo el mundo tiene que saber lo último si quiere estar entre los privilegiados. No vaya a perderse algo importante. ¿Cuánto tiempo dedicamos de nuestro día al estar a la última? Hace años no enterábamos a las 15:00 horas y a las 21:00 horas cuando veíamos el telediario ¿Pasaba algo? Antes nos íbamos al trabajo y dejábamos las noticias fuera de la oficina ¿Pasaba algo? La inmediatez no es un valor per se, sino una esclavitud generada por el infernal aparato llamado iPhone. Me parece que el personaje buscador de novedades en la red quiere ser importante por estar enterado, porque lo básico no es estar enterado sino como de útil es la noticia de la que te enteras. Se identifica mentalmente como ser más listo por estar más enterado de una noticia y esto sí que es falso. Generar una necesidad estresante por disponer del medio es simplemente una regresión en vez de un progreso. Es muy optimo disponer de la posibilidad, pero si esta se transforma en necesidad estamos creando una nueva pleitesía psicológica.
  1. Sensación de angustia por perderse algo: Y qué pasa si nos perdemos algo. Decía STANISLAW LEW “Muchos que se adelantan a su tiempo tuvieron que esperarlo en sitios incomodos”, la angustia generada por el estar atento no merece la pena psicológicamente. Si lo que no tenías que perdértelo es importante seguro que te enteraras por multitud de medios que nos rodea. Nadie se deja de enterar que hay que cambiar la hora, que hay que votar etc.…. solamente te puede fastidiar si tu “cuñado” se entera antes de algo que tú, o que un amigo diga que él “si” está enterado y tu no. La disponibilidad de la información inmediata genera sentimiento competitivo humano y la sensación que el perderse algo es perjudicial para ser el mejor.
  1. Sustituir la relación personal por la online: Mas hablar y menos mandar “WhatsApp”. Hoy día la alternativa de comunicación para otro medio al humano hablar está generando multitud de inconvenientes. Durante muchos siglos hemos perfeccionado la comunicación verbal como medio de expresión, en un principio presencial y luego telefónicamente. Y ahora preferimos acometer las sutilezas emocionales con un lenguaje escrito que es imperfecto. Los emoticonos surgen para enriquecer con jeroglíficos nuestras carencias comunicativas por escrito. Hay que proliferar las relaciones personales, no envíes mail a los compañeros (sino hablar con ellos), no envíes WhatsApp a tus hijos (sino hablar con ellos), no envíes mensajes enlatados en grabaciones (interactúa hablando). En fin, que tenemos la suerte de disponer de alternativas comunicacionales, pero no sustituir medios más humanos por mera comodidad.
  1. Encerrar la vida en una pantalla: Tenemos el síndrome de las cuatro pantallas: Ordenador, Tv, iPad e iPhone. ¿cuánto tiempo estas delante de una pantalla? Es maravilloso disponer de alternativas de medios, pero lo fundamental es vivir más allá de una pantalla. Disfruta de una cena con tu pareja sin móvil, no enciendas el iPad nada más que te levantes y mejor holgazanea entre las sabanas, no hagas maratones de series en Netflix y no dejes de pasear para descubrir una nueva experiencia, y no quieras gestionar toda tu realidad profesional a golpe de mail con tus colaboradores, habla más con ellos para que te cambie tu forma de pensar. La pantallización vital genera retrasmitir tu vida en chats, videos, podcasts que son muy potentes, pero no alternativos a las vivencias diarias.
  1. Empobrecer tu lenguaje para ir más rápidos: Los emoticonos, los acrónimos y los anglicismos nos permite robar decimas de segundos a nuestros mensajes online. Lo que no sabemos es que la pobreza del lenguaje propicia pobreza mental. Las matizaciones emocionales proceden de un lenguaje rico, la precisión expositiva genera mayor nivel de confianza en el receptor, hay que cuidar el lenguaje no por una visión literaria arcaizante, sino por la riqueza emocional que expresa las bellas letras.

Pero el problema no está solo en saber escuchar, ya que esta habilidad solo se alcanza tras haber leído intensamente, por tanto, el problema es que los medios actuales nos hacen leer menos. Decía Jose Luis Borges “Uno no es lo que es por lo que escribe sino por lo que ha leído”, cada vez hay menos profesionales leídos y muchos que se mal expresan con multitud de anglicismos reduccionistas.

En fin, la ley de la desconexión digital se topa con la debilidad humana que no puede dejar de estar a la última, que le produce angustia perderse una noticia, que se relaciona más on-line que off-line, que se pasa el día tras una pantalla y que día a día empobrece su lenguaje por ir más rápidos y porque no se dedica tiempo a leer. ¿Qué podemos hacer? Invertir en bienestar digital. En este momento, que solo se puede ser feliz porque si no te persigue los agobios de la psicología positiva, tenemos que desarrollar nuestro bienestar digital.

¿Qué es el bienestar digital?

Es el tener una relación saludable en la gestión de nuestra tecnología. Como el tercer hípster no se debe aborrecer la tecnología, pero sabiendo utilizarla. Ser tu quien controle la relación con la tecnología, y no que sea su alta funcionalidad las que condicionen nuestra vida. El Bienestar se consigue al superar la adicción con medida de enorme sentido común.

  • Ver los medios en momentos preestablecidos.
  • No agobiarse por no haber visto el primero una noticia.
  • Complementar tus relaciones personales con relaciones on-line.
  • Contextualizar las pantallas como una parte de tu día a día y no todo el día.
  • Leer más fuera de la pantalla. Un periódico físico tenía la fortaleza que podíamos leer lentamente, detenidamente y profundamente una idea, cosa que hoy no hacemos porque en la pantalla todo es rápido.

Me encanta la figura del paseo, sentado en una terraza, leer un periódico, pero con mi móvil en el bolsillo, mi iPad en la mochila y con mi ordenador en casa para trabajar.

Saber vivir en este momento pasa por tener bienestar digital. Y para acabar una pregunta ¿Cuándo fue la última vez que leíste un libro de una sentada?

Francisco Javier Cantera Herrero

Presidente de Auren Blc y

Fundación Personas y Empresas

@canteraleonardo

www.javiercantera.com

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