Shadow Coaching o cómo perdernos por los adejetivos

por | Feb 23, 2011 | Coaching | 0 Comentarios

sombrasDecía un antiguo maestro de mis primeras letras, que había adjetivos que obnubilaban al nombre y por tanto había que tener mucho cuidado con abusar de su utilización porque al final se convertían en más importantes que el propio nombre. Y Unamuno ya nos indicaba que si hay que poner un adjetivo, es porque no es importante ó porque queremos diferenciarnos.

Vivimos la era de los adjetivos en Coaching. Ya nadie es coach a secas sino de tal o cual escuela. A veces, incluso de varias escuelas y en algunas ocasiones con metodología a cual más bonita.

En mi humilde opinión el coaching necesita de un contexto teórico, pero debemos huir de encajonar la realidad en una visión metodológica y un solo formato teórico; hay que buscar una visión más ecléctica del coaching con diferentes aproximaciones técnicas y con diversas metodologia a examinar. El coaching es una intervención muy potente per se, y debemos impedir caer en una miríada de escuelas diferentes que crean adeptos y que se refuerzan cual profecía auto cumplida.

 Lo ideal es estar abierto a todas las técnicas y herramientas del coaching  y ante todo, poder utilizar las que podamos encontrarnos con profesionalidad. Ser ecléctico no por el desconocimiento de las diferentes teorías sino por saber integrar herramientas y teorías diversas. Los que venimos de la psicología ya lo hemos sufrido con las etiquetas que te colocan al utilizar la teoría A ó la teoría V, cuando al final lo importante es el disponer del mayor número de portfolio de producto y/o metodología para hacer frente a un problema real. Los debates inagotables de las ventajas y desventajas de las diferentes teorías, me suelen recordar al mito del lecho de Procusto que ha quedado como la expresión utilizada cuando deformamos los datos de la realidad para que se adapten a la hipótesis previa.

El coaching está lleno de “realidades procustea” es  decir, de que la realidad se fastidie y que se adapte a mi teoría. Aquellos que luchamos por el coaching creemos más verosímil plantear alternativas y opciones y no arrimar el ascua a su sardina. Esta expresión andaluza me sirve para explicar mi mirada atónita a las escuelas de Coaching.

 Como dice la historia,  en la Edad Media se solían dar sardinas a los trabajadores del cortijo y estos las asaban en la lumbre, pero como cada uno cogía ascuas para acercarlas a su sardina, la candela se apagaba. Finalmente, se acabó prohibiendo y no dando sardinas a sus trabajadores. Esta actitud egoísta que lleva a perder el bien común (el coaching) es lo que descubre la expresión y se aplica al que aprovecha las ocasiones en beneficio propio sin tener en cuenta el perjuicio que pueda causar a los demás. Dejemos de encerrarnos en teorías y metodologías y proclamemos la libertad de escoger, elegir y apasionarse en la utilización de la diversidad de enfoques y herramientas en el coaching. Coaching sin adjetivos, natural y simplemente orientado a las personas.

En este ámbito, como digo en el título de mi artículo, hace poco me encontré con esta poética expresión “SHADOW COACHING”, y como todo lo nuevo me cautivó y fui a mi claustro (Internet) a ver qué significaba. Antes de clickar me imaginaba una nueva teoría basada en las neuronas espejos que tanto nos habla Giacomo Rizzolati como fuente de la empatía ó quizá basado en los conceptos genéticos de las Creodas como réplica de nuestra actuación en la realidad. Pues no, el Shadow Coaching simplemente es la clásica metodología de observar al coachee sin que te observen. Ahora sí … ¡qué cautivador es el término! Y así multitud de términos aplicados al coaching.

 Yo creo que tenemos que huir de pasar a la posteridad por crear una técnica reluciente de base acientífica que hay que poner de moda para vender mucho. En este sentido, opino que debemos ser serios, huir de palabras sugerentes y avanzar en un “corpus” científico de métodos y realidades aplicadas al coaching.

No hay que hablar de coaching desde la teoría sino desde el pragmatismo. Pero hay que entender el pragmatismo desde los tres conceptos que lo definen:

1.- El coaching está orientado a la práctica (a solucionar problemas) y no a entender el mundo.

2.- El pensamiento es una guía de la acción, es decir, el coaching sirve porque nos incita a actuar, nos reta a cambiar nuestra conducta.  Lo importante es la acción, no la explicación de sus por qués y para qués teóricos.

3.- El coaching es bueno si produce resultados. El principal resultado es el cambio que implica esta acción. Esta visión del coaching dirigida a la práctica, a la acción y a los resultados, conlleva evitar los adjetivos al coaching, coaching por favor, pero simplemente coaching.

De estas reflexiones no debe desprenderse que la ausencia de teorías predominantes es lo que se persigue, sino tener curiosidad y estudiar diversas teorías para sacar diferentes aprendizajes para poder integrarlo en nuestras soluciones globales  de coaching. Es  más fácil seguir una escuela que utilizar elementos de varias escuelas. Es más cómodo encerrarse en una cosmovisión explicativa de la realidad, más que observar que la realidad cambia y somos nosotros quienes  no debemos adaptarnos a nuestra majestad “el entorno”.

En fin, no olvidemos que en esta etapa del coaching con adjetivos debemos avanzar en nuestros conocimientos, pero tampoco debemos rechazar aunar las técnicas diferentes. Hay que analizarlas, practicarlas y luego integrarlas en el caso de la realidad que nos toque desarrollar.

La maravillosa profesión del coaching necesita de colegas abiertos en mente, políglotas en herramientas y ante todo, orientados a la práctica porque al final conseguir el cambio a través de la acción de nuestros coachees es el fin último de cualquier coaching.

Y para terminar, una frase muy pragmáticas de un filósofo que luchaba por la utopía de la paz, es el filósofo inglés Bertrand Russell que nos dice: ”Gran parte de las dificultades por las que atravesamos en el mundo (también en el coaching) se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas”. Entre la seguridad de un pensamiento guiado y la duda de la extrema reflexión, hay un camino intermedio que creo que es muy conveniente para el Coaching:  el que duda pero se orienta a la práctica. Frente a tener permanentes dudas, mejor tener  prácticas continuas. No olvidemos que el Coaching no es una terapia sino un proceso de guía en la realidad para conseguir que una persona cambie en su acción. Hacer es el camino más recto para cambiar algo.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos Relacionados

HUMANISMO TECNOLÓGICO: ¿HAY TECNOLOGÍA SIN PERSONAS?

HUMANISMO TECNOLÓGICO: ¿HAY TECNOLOGÍA SIN PERSONAS?

El debate actual no es la digitalización sino la adaptación de las personas a la digitalización. La tecnología posibilita la creación de nuevos paradigmas sociales (redes sociales, formas de ver la televisión, trabajo colaborativo en remoto, etc.) y sobre todo, nuevas...

leer más
HÁBITOS ATÓMICOS DIGITALES

HÁBITOS ATÓMICOS DIGITALES

En esta época de crisis pandémica el principal cambio que hemos tenido que abordar ha sido el cambio de hábitos de trabajo. En situaciones pre-covid 19 teníamos unas rutinas o liturgias de trabajo que la rápida acción de repliegue al trabajo en domicilio nos ha hecho...

leer más
DELIBES Y LAS “SOFT SKILLS”

DELIBES Y LAS “SOFT SKILLS”

No podía empezar mi colaboración con el Norte de Castilla sin mencionar a mi maestro Miguel Delibes. Como aprendiz eterno tengo que reconocer a una multitud de maestros. Maestros vitales, maestros profesionales y fundamentalmente maestros literarios como Miguel...

leer más

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies de Google. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
Share This