Mentores sociales, una gran solución para el talento senior

por | Oct 30, 2014 | Coaching, Consultor RRHH, Psicología del aprendizaje | 0 Comentarios

mentorcondisciacutepulo_zps2c338603Todos sabemos la importancia de tener experiencia, pero siempre que la experiencia haya sido razonada para convertirse en sabiduría. Este concepto de lo sabio como un proceso de reflexión y abstracción de la experiencia necesita de diálogos y conversaciones aclaratorias de lo que se aprende. De ahí la importancia de ser mentores o maestros vitales que son fruto de nuestra reflexión del aprendizaje que se desprende de la experiencia. La proliferación de mentores que han aprendido de su experiencia y que pongan el foco en la dimensión social más que en lo profesional, sin duda será un gran revulsivo social. Si somos capaces de verter en los organismos sociales la fuerza del saber de la experiencia tendremos sin duda enormes beneficios vitales. De ahí la importancia de fomentar la figura de mentores sociales, gente que ponga a disposición de la sociedad no sólo su tiempo y dedicación sino también su saber hacer histórico. ¿Hay que buscar maestros vitales para ayudar a las personas que lo necesitan? Este enfoque no es fácil, pero ya lo decía Miguel de Cervantes: “Lo que poco cuesta aún se estima menos”, la dificultad de potenciar los mentores sociales se basa en algunas falacias sociales que tenemos que derribar.

Los mentores sociales como roles de apoyo por ser maestros vitales de jóvenes en exclusión social, de víctimas de la sociedad y de gente en situaciones desfavorecidas deben basarse en las siguientes ideas que luchan contra estas falacias sociales:
El talento senior es más conservador. Decía el poeta José Emilio Pacheco: “ya somos todo aquello contra lo que luchamos a los veinte años” y parte de razón tiene, pues cuanta más experiencia se tiene más se tiene algo para conservar. Ser conservador de experiencia no implica no tener una mirada o actitud de cambio. Es más, es de loar que el ímpetu de ayudar a cambiar una sociedad proceda de personas que tengan una gran solera en sus experiencias. Otro autor como Thomas Paine nos advertía que “La moderación del temperamento es una virtud, la de los principios un vicio”, es decir, ser moderado y conservar las experiencias no implica no querer cambiar y revolucionar esta sociedad. Los mentores sociales tienen una alta dosis de prudencia por su historia de aprendizaje pero esto no implica la determinación de ayudas sociales para cambiar las desigualdades que genera la dinámica económico-social.
El talento senior es menos innovador. Aquél político de grandes visiones que era Franklin D. Roosevelt nos decía que “las reglas no son necesariamente sagradas, pero los principios si”, nos hizo aprender la importancia del cambio social para conseguir los principios. El talento senior que se dedica al ámbito social debe luchar por la innovación en cuanto se plantee el cambio social. No podemos insistir en el concepto asistencial sino más bien en el desarrollo del cambio social. Hay que aprovechar el talento senior en su experiencia para apoyar el cambio en el aprendizaje de las experiencias. La innovación no es patrimonio de la juventud, sino de un principio vital de cómo se entiende la vida. Estoy seguro que si Steve Jobs hubiera llegado a una provecta edad no dejaría de haber querido dar un mordisco a la vida para cambiarla. Cómo no dejan de ser innovadores la cantidad de personas que pueden ser mentores sociales y focalizar sus esfuerzos en apoyar el cambio social de las ideas.
El talento senior tiene menos fuerza. La realidad demográfica de la amplitud de la esperanza de vida nos lleva a pensar en segunda y terceras carreras. De ahí la importancia del carácter social de estas otras carreras. Si todos hemos dedicado tiempo en el desarrollo profesional durante algunas etapas de nuestra vida, sin duda, debemos capitalizar nuestro saber hacer al apoyo social. Pues como decía el escritor Charles Baudelaire: “El mejor remedio contra todos los males es el trabajo”. Nadie quiere dejar de hacer cosas, si en cambio dejar de hacer lo que siempre ha hecho. La fuerza intelectual no requiere de esfuerzo físico, y el talento senior necesita del ímpetu en la mirada, de la pasión en su saber y, ante todo, de la incontrolable fuerza de ser útil
Los mentores sociales que tienen experiencia para ser senior aportan un enorme caudal de fuerza a la ayuda social. Y, sin duda, puede ser revolucionario, innovador y con enorme ímpetu porque su nuevo foco social es ayudar al cambio social.
El desarrollo de una estrategia social de mentores sociales implica formar a los voluntarios en la capacidad de ser mentor. Como sabemos tener experiencias no sirve de nada si no sacamos un aprendizaje de cada una. Pues DICKENS nos decía: “Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesita aprender” y tenía razón porque de personas con fracasos razonados se aprende más que de exitosas existencias sin riesgos vitales. Ser mentor social es un gran rol para nuestro talento senior por varias razones:
Desinterés económico. Todos sabemos que las conductas altruistas se basan en el egoísmo, pero no en el egoísmo monetario sino en el mayor ego personal que se tiene por hacer algo de calado social. Pero este buen egoísmo se basa en el desinterés económico. El mentor social no busca la ventaja económica sino el sentimiento de utilidad social. Y en un proceso de negociación gana/gana, ya que el beneficio social de su acción se compensa con la satisfacción personal de sentirse útil, que por cierto genera mucha autoestima.
Actividad ejemplarizante. Cuando personas que pueden dedicarse a su merecido ocio ponen foco en la ayuda social, se está generando una actitud ejemplarizante. No se trata de jóvenes voluntarios sino de personas que pudiendo hacer otra cosa apuestan por ayudar a los desiguales. Esta actitud contagia esfuerzo, credibilidad y dota de fuerza al cambio social como decía Henry Ford al final de su vida sobre un nuevo proyecto: “el fracaso es sólo la oportunidad de comenzar de nuevo de una forma más inteligente”.
– Contagio y gestión de emociones. A veces positivas y a veces negativas pero, al fin y al cabo emociones que te estremezcan. El mundo del voluntariado necesita de madurez emocional. La integración intergeneracional del apoyo social sin duda que es un enorme avance social. Frente a un fracaso, una desilusión, un éxito necesita el ánimo, la templanza y la prudencia de la experiencia razonada. Pues hay un gran proverbio africano que siempre me ha apasionado: “Si quieres llegar rápido, camina solo. Pero si quieres llegar lejos, camina en grupo”.
El grupo, ante todo, necesita de madurez personal a la hora de gestionar emociones y posibilitar la mesura de lo vivido y el aprendizaje de lo padecido.
En fin, hay muchos estereotipos o falacias sobre el talento senior que debemos delimitar para tener grandes mentores sociales y además debemos hacer un esfuerzo en tener el rol de mentor social, donde el voluntario no aporte sólo su dedicación sino también su sabiduría fruto de su experiencia anterior. Para tener un perfil innovador senior hay que saber ser crítico con tu historia y construir tus ideas desde la labor de tener que enseñarlas. En el mentoring tanto aprende el mentee como el mentor, y el mentor puede reinventar su valor simplemente contextualizando lo aprendido en el mundo social. Desde aquí, apunto a la necesidad de formar mentores sociales para obtener una segunda o tercera carreras vitales útiles para la sociedad. Si al principio de nuestra vida el balance dar/recibir tiene más importancia el denominador, en esta otra fase debemos potenciar nuestro numerador. Pero para dar más y mejor necesitamos creernos nuestro rol de mentor social y aprovechar todas nuestras capacidades, actitudes y emociones. Pues ya lo expresaba Charles Chaplin:” La vida es una tragedia en el primer plano y una comedia en el plano general”. Busquemos la comedia de nuestra vida haciéndonos grandes mentores sociales.

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